A ardilla le agradan las tormentas… sentirlas… percatarse de toda la energía que hay, el viento violentando los arboles, toda esa fuerza contenida hasta que aparecen el primer rayo… escuchar el trueno (estos asustan un poco a la pobre) y escuchar como cae la lluvia…
… pensando en estos días… recuerdo un día… la tarde se oscureció y el viento nos traía el olor de la tierra mojada donde ya caía la lluvia… así pues la tormenta nos rodeo, iluminando el cielo los rayos retumbaban con un estruendo tal que nuestro caminar era más que temeroso, nuestros ojos no alcanzaban a ver más allá del cuerpo que caminaba a un lado o frente a nosotros, y el ruido del agua cayendo era tal que teníamos que gritar para medio hablar entre nosotros… empapados hasta los mismos huesos… bajando por un lado de la vereda que ya estaba convertida en caudaloso riachuelo... así caminamos más tiempo de lo normal… porque si en un principio la lluvia nos hiso apretar el paso… una vez en medio de la tormenta… todos caminamos más lento, ya ni los rayos nos hacían mosca… después de todo… si te ha de tocar te ha de tocar no?... así pues llegamos a casa… y nos quedamos en la terraza… disfrutando de la lluvia y de los truenos… hasta que después de poco más de una hora… los truenos se fueron alejando… y la lluvia se fue haciendo apenas perceptible… la tormenta nos había abandonado… y ahí estábamos todos, juntos, callados… vivos…
No hay comentarios:
Publicar un comentario