Resulta que, cualquiera (o casi cualquiera) puede imaginar la A con la B, incluso llegan a unir sin problema la F y la G , pero son pocos los genios, esos pocos que talentosamente llegan hasta la Z, esos que vienen y van, que suben y bajan por el alfabeto, como niños en el parque en una soleada tarde de domingo… y claro, muchos, los más, morimos de envidia…
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